Del Braden o Perón al Bessent o Cristina

La elección sufre un fuerte intervencionismo del país del Norte. ¿Amenazas o consecuencias concretas?

“Argentinos ya saben que tiene que hacer…”, dijo la detenida en su casa del Barrio de Constitución. Ni Cristina ni Milei ni nadie sabe que hará el electorado el próximo 26 de octubre. Esto es lo mágico, sagrado y hasta incierto de las democracias. Quienes pretenden dirigir las vidas y las conciencias de los ciudadanos se transformas a la corta o a la larga en autócratas. Trump pretende, a su vez, aplicar un intervencionismo al proceso electoral nunca visto.

El paralelismo histórico inevitable es retrotraernos a la fuerte polémica entre el embajador norteamericano,  Spruille Braden, durante los gobierno demócratas , rivalizando con Juan Domingo Perón. Constituyó una expresión de la división de la sociedad argentina en 1946 y, al mismo tiempo, una herramienta hábilmente utilizada por  Perón para ganar las elecciones presidenciales del 24 de febrero de ese año. La division de la actual sociedad se traduce en kirchnerismo y anti kirchnerismo, aunque parece haber un aprendizaje histórico que la relación carnal con los EE.UU. nunca trajo demasiado buenas noticias.

En la actualidad los Estados Unidos quieren que Argentina sea un garante en la región contra el llamado populismo de izquierda. Cuando Braden presionaba los intereses era otros, se trataba de detener los vestigios de simpatías pro nazis que se sospechaba tenía ese primer peronismo. La Segunda Guerra Mundial recién se apagaba y la Argentina pagaba el recelo de haberse mantenido en la postura de la neutralidad.

Braden apoyó abiertamente a la Unión Democrática, la alianza de conservadores, radicales, socialistas y comunistas que enfrentó a Perón. Su presente paralelo, el Secretario del Tesoro:  Scott Bessent, intenta influir para que Milei avance en acuerdos básicos con la llamada oposición racional en el futuro Congreso. Entre las reformas necesarias a sus intereses figura que no haya impedimentos para el avance de inversiones directas, norteamericanas, en materias sensibles como la IA , a través de las tierras raras ( minerales de compleja extracción).

Por otra parte, limitar las inversiones Chinas al máximo como controlar que se bloqueen cualquier tipo de convenio militar conjunto. Los paralelos con un juego de espejos inversos, ya que cuando Braden intervino en la política nacional  , fue en contra de un gobierno peronista, mientras que ahora Bessent interviene para que se profundicen las reformas de un gobierno liberal, al menos en lo económico.

Trump demuestra yodo el tiempo tener pulgas pulgas y ser impaciente. La jugada de la “paz en Medio Oriente”, por ahora lo exhibe como un ganador a nivel mundial. Con el caso argentino las explicaciones en sus fueros internos son apreciables. ¿ Por qué ayudar a un país incumplidor crónico e imprevisible? Las próximas elecciones de mitad de término se fueron convirtiendo en un verdadero laberinto.

Horacio Caride