La militancia k se adueñó de las calles impidiendo el festejo del Pro

¿La calle tiene dueños? ¿La Plaza de Mayo es solo de los defensores del modelo k? Anoche, la grieta no se quiso despedir y será difícil cicatrizarla en

la nueva etapa que abrió el triunfo de Macri. El Cuervo Larroque movilizó a La Cámpora en las afueras del Hotel NH. Hasta ahí una catarsis lógica de procesar la derrota. Sin embargo, la orden fue adueñarse del espacio público simbólico por antonomasia de los festejos populares. A la Plaza de Mayo llegaron pequeñas columnas de militantes y el Grupo Quebracho.

La policía evitó que las escaramuzas llegaran a mayores. Solo un grupo minoritario de la oposición se animó a colorear de festejos el obelisco. Desde que se enteraron que ganaron, dirigentes del Pro pidieron no movilizar por temor a episodios violentos.

La tensión en muchos barrios se vivió con gritos nocturnos amenazantes de revancha. Mientras Macri daba su discurso inaugural pidiendo unidad con un tono zen, la grieta se hizo muy presente en la noche que inauguró una agitada transición en la argentina.