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El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, conoce hace muchos años al Secretario Legal y Técnico de la presidencia, Carlos Zannini alias “El Chino”. Su vínculo data de la relación de su estudio jurídico en Santa Fe, en la década de los 80´, con la abogada Patricia Alzua, esposa de Zannini. En la actualidad, los encuentros con Lorenzetti han sido habituales y nunca se interrumpieron. No figuraron, en su mayoría, como agenda oficial, pero tampoco se disimularon. Lorenzetti fue varias veces a la Rosada, y el Chino a la Corte. La entrevista con Fontevecchia dejó blanqueada esta cotidianeidad y luego el ministro debió aclarar que “nunca habló de la Ley de Medios” . El “Loro” siempre fue un abogado exitoso con fuerte instalación en el sector privado, hasta que el gobierno le pasó la pátina de teórico del Derecho. Debió abrirse el reconocimiento de sus pares a través de una distribución equitativa del manejo de los fondos de la Corte. Ejemplo de esto: le concedió a Zaffaroni un presupuesto de 6 millones de piso, para la creación de una biblioteca digital, con material de jurisprudencia de la Corte. Así fue repartiendo el juego con los otros colegas, a los cuales les pidió a cambio no discutir su presidencia. Consiguió cerrar el año con una tercera reelección, algo que criticó, en su momento de desconfianza, el kirchnerismo. La desconfianza duró, como denunció Carrió, hasta el arreglo de la Reforma judicial. El gobierno amenazó con quitarle el control de caja hasta que retiró un proyecto que estipulaba el control a manos del Consejo de la Magistratura.