Nada por aquí, nada por allá

Un vice presidente que renunció “asqueado” por la corrupción, un libelo, un supuesto arrepentido, un grupo de senadores encabezados por Antonio Cafiero que daba crédito a lo que se decía y un Hugo Moyano que hablaba de “la Banelco” quedaron como una esquizofrenia de la sociedad. De la Rúa estuvo confiado, desde el principio, en que el Tribunal Oral Federal número 3 lo iba a exculpar por falta de pruebas. Días atrás aceptó una inusual invitación de la presidenta para conmemorar 30 años de democracia.“Alguien puede imaginar que Cristina iba arriesgar a una foto con Chupete sin tener claro antes la decisión de la justicia”, dijo un habitué de la Rosada. Por su parte, el “arrepentido” Mario Pontaquarto ya había confiado, a su círculo íntimo, un resultado cantado. El ex Secretario parlamentario había resucitado por una gestión del ex Jefe de gabinete, Alberto Fernández, quien a través de  Daniel Bravo fue bancado para reactivar la denuncia que había caído en un punto muerto. El moyanismo, de aquel entonces, cultivó la versión sobre el presunto cobro de coimas por 5 millones para avanzar en una reforma laboral nociva a los trabajadores. Fue, según Moyano y Piumato, el entonces ministro de Trabajo Alberto Flamarique, quien les dijo, entonado por una cena con mucho alcohol, que estaba “la Banelco” para convencer a algunos legisladores”. En el Tribunal, De la Rúa recibió el abrazo de su familia, una vez conocido el fallo absolutorio. El ex jefe de la bancada peronista, Augusto Alasino, quiso trompear a Pontaquarto. Un hombre todo poderoso, que debió pagar fortunas en abogados y que debe esconderse en Entre Rios de su ostracismo político. Cuando todavía faltan conocer los fundamentos, una pregunta quedó interpelando a los jueces:¿Por qué no aceptaron como prueba los dichos de la ex esposa del “arrepentido” que dijo ver el maletín con los 5 millones de pesos?. Pantallazos de un final anunciado. Aquí señores no pasó nada!