Cuando dos papás se separan, siempre hay algún daño colateral. El divorcio político entre Trump y Elon Musk viene subiendo los niveles de agresión mutua y aún no se detienen en su escalada. En cuanto al tema interno,  para el gobierno Republicano el caso representa un ruido en la gobernabilidad. Es que el mega empresario de X fue el principal apoyo económico y de fierros de redes que tuvo Trump para encabezar este segundo mandato, no consecutivo.

Musk se fue del gobierno Trumpista disconforme por el rumbo de la política fiscal, afirmando que Trump malgasta el dinero del Estado. Lo cierto es que siguen los hilos uniendo a ambo con grandes contratos como por ejemplo son la expediciones espaciales comandandas por el CEO de Tesla.

El presidente de los EEUU relacionó la ruptura con su ex amigo con la disposición de quita de subsidios a los autos eléctricos que en gran medida produce Elon.

En la mirada del gobierno nacional todo este ruido es malo. Milei llegaba a la línea directa de Trump a través de su amigo Musk , con el que tiene una variada colección de fotos con la motosierra. Mas que nunca, el gobierno argentino necesita tener aceitada la relación bilateral, en momentos que las reservas del Central vuelve a estar puestas en duda. Los delegados dle FMI has postergando la revisión y dieron mayores plazos a Milei para juntar la platita del próximo vencimiento.

La relación entre Milei y Musk, fue definida por el ministro de relaciones exteriores, Gerardo Werthein, como “un amor a primera vista”.  En medio de otra gira internacional del presidente argentino, se evalúa en el entorno del libertario que nos sería un buen momento para repetir esos acalorados encuentros.

Musk llegó a involucrar en sus lascerantes afirmaciones que Trump estaría en la lista de pedófilos de los llamados “archivos Epstein”, la mega causa de abusos sexuales y tráfico sexual de famosos.