El juego del distraído

El duro documento del Episcopado sobre el flagelo del narcotráfico en la Argentina provocó simulaciones y un claro mensaje: nadie se quiere hacer cargo de la responsabilidad. Daniel Scioli apoyó el documento pero reivindicó su política antinarcóticos al afirmar que “en la Provincia se está combatiendo a estas bandas mafiosas”. Por su parte, el gobernador de Santa Fe Antonio Bonfatti aseguró que “el problema del narcotráfico está en todos lados y que es un fenómeno universal”. El mandatario socialista sufrió un atentado a balazos en su residencia, todavía no debidamente aclarado, y gobierna una provincia con altos índices de muertes provocadas por enfrentamientos de bandas vinculadas a este negocio. El gobierno nacional y el kirchnerismo casi no produjo repercusiones. Todavía resuenan en el Congreso nacional la acusación rimbombante del Cuervo Larroque hablando de “narcosocialismo”, sin hacerse cargo de la década del 90´, gobernada por el peronismo santafesino. En la provincia de Córdoba, conmocionada por una cúpula policial sospechada de complicidad con los narcos, se cruzan acusaciones entre el delasotismo y los radicales. Massa parece encontrarle a todo la solución con las policías municipales. En tanto, el Gobierno sigue ,desde marzo, con el Sedronar vacante. Rafael Bielsa se fue a Aeropuertos 2000 tras un paso intrascendente a cargo del organismo que debe trazar políticas de estado en la materia. La Iglesia habló de complicidades en la política. Las respuestas no hicieron otra cosa que reafirmar la sospecha.