Las últimas obras en la Casa Rosada que comandó el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y supervisó la propia presidenta Cristina Kirchner mejoraron notablemente el aspecto de algunos solares tradicionales del edificio. Pero no necesariamente esto se trasladó a la infraestructura de la casa cuyo particular color eligió Domingo Faustino Sarmiento. Por ejemplo, a pesar de las mejoras abundan las goteras. Uno de los lugares donde más se aprecia este problema es uno de los preferidos por la Presidenta para hacer sus diarios discursos: el Salón Eva Perón, donde funcionó el despacho de los ex vicepresidentes Daniel Scioli y Julio Cobos, más acá en el tiempo, y el del ex presidente Julio Argentino Roca. También allí trabajaba Eva Perón, por lo cual lleva su nombre y fue acondicionado como museo hace un año. Durante el último temporal, hace dos semanas, LA NACION pudo comprobar que había doce baldes distribuidos por el piso para contener el goteo constante que caía desde el elegante cielo raso, al que olvidaron sellar en forma efectiva. La curiosidad es que al encontrarse en el primer piso de la Casa Rosada, el techo no debería filtrar agua por cuanto arriba hay otra planta y no una terraza. Cuando se consultó la semana última si ya comenzaron las obras de refacción, la respuesta fue el silencio. La única solución son los baldes.

Fuente: Diario La Nación