Semana clave con la palabra gobernabilidad como central

El gobierno apuesta a la aprobación en general de la Ley Bases en el Senado. El instrumento es más un símbolo que un dispositivo de poder. Seis meses de grises y ajuste.

Los primeros seis meses del gobierno de Milei son muy difíciles de descifrar en claves o parámetros del pasado. El presidente se regodea de un ajuste monstruoso y la tribuna parece comprenderlo y hasta se excita si recuerda lo que podría volver si fracasa este gobierno. El pasado lo sostiene con la paciencia de la clase media pero su presente comienza ingresar a un punto de inflexión determinante.

Los mercados le jugaron una semana negra : los cambios continuos de funcionarios que salen inyectados , el cepo y el dólar retrasado, agregado a que la Ley Bases sigue discutida en el parlamento, configuran un gobierno en problemas reales de gobernabilidad.

Las encuestas siguen marcando comprensión y paciencia hacia la motosierra. Sin embargo, comienzan a aparecer hondas preocupaciones de sectores medios sobre cuanto tiempo llevará el tremendo esfuerzo para que brinde algunos frutos. En su sinceridad brutal, Milei viene sosteniendo que lo que él siembre será frutos para otras generaciones. Difícil aspirar a que millones de contribuyentes se resignen  a postergar sus sueños para consuelo de hijos y nietos.  Si hay una característica e la crisis de las democracias es la del denominador común de las urgencias insatisfechas en cambios sociales hiper veloces.

En ese sentido, Milei recibió buenas noticias del viejo continente. En Europa triunfó la ultra derecha haciendo retroceder a gobierno moderados o de tintes social demócratas. Bocado de Cardenal para un libertario que ve zurdaje en cada rincón del mundo.

Las excusas estarán menos al alcance del discurso oficialista, el presente dejará de ser pasado y el reloj biopolítico marcará coordenadas más claras sobre quién es Milei

 

Aparte, su archi enemigo Pedro Sánchez mordió el polvo de la derrota retrocediendo varios casillero mientras daba recomendaciones a los argentinos para que en los próximos comicios ganen las posturas “progresistas”.

La narrativa dramática indica que si el gobierno falla otra vez, en los consenso por la Ley Bases, quedará con el síndrome de Pato rengo mucho antes de los esperado. Sectores opositores, como el PRO, dicen que lo acompañarán hasta la puerta del cementerio, para ver si puede resucitar, pero no mucho más hacia adelante. Hay compromisos que el gobierno porteño espera tener a disposición como la materia de la coparticipación.

Dialoguistas exigen otros cambios a los ya generados como bajar de la lista de privatizaciones futuras a la línea de bandera , Aerolíneas Argentinas. Si al Poder Ejecutivo le resultan las cosas, relativamente en parámetros normales , debería tener el miércoles la aprobación general de la Ley edificada por el economista Federico Sturzenegger. Luego al volver a diputados , comienza la otra batalla de perder lo menos posible del proyecto original.  Sino la crisis se va a profundizar.

Sea como fuera , el día después comenzará otra etapa donde las excusas estarán menos al alcance del discurso oficialista, el presente dejará de ser pasado y el reloj biopolítico marcará coordenadas más claras sobre quién es Milei y si puede aglutinar los pedazos rotos de la Argentina.

Horacio Caride