A Severo lo mandaron al oculista

La declaración de Alfonso Severo dejó más dudas que certezas. El testigo que fue secuestrado hace pocos días no dio datos concretos sobre el asesinato de Mariano Ferreyra pese a la expectativa que se había generado. Pero tuvo un segmento llamativo, que generó risas entre todos los presentes. Casi al final de su declaración, el secretario se acercó por pedido de los jueces y le mostró una foja del expediente. Era una nota que había recibido días después del crimen y en la que constaban los nombres de los supuestos implicados. Severo dijo que tenía dificultades para verlo porque se había olvidado los anteojos. El presidente del tribunal, Horacio Días, se acercó y le prestó sus lentes. No le sirvieron demasiado. Luego se paró uno de los abogados. Los segundos pasaban y Severo seguía sin poder responder la pregunta de la fiscal, que quería saber si reconocía el papel. Cuando otra persona se ofreció a prestarle sus anteojos, Días lo frenó de manera irónica: “Nos podemos esperar a que se pruebe los anteojos de todos”. Abogados, periodistas y el público se mezclaron en una carcajada. Acto seguido, el presidente del tribunal le agradeció la presencia. “Quería contar más cosas“, se sonrió Severo.