Todas las miradas van hacia el canciller Héctor Timerman que, según el macrismo, habría copado la organización del acto en reclamo de justicia por el atentado de la Amia, que por momentos se convirtió en un mitín kirchnerista. La hostilidad contra la figura del jefe de gobierno porteño Mauricio Macri (ausente), y el rabino  Sergio Bergman, más el periodista Pepe Eliaschev, demostraron una intencionalidad en el armado de la conmemoración, en la que según dicen el canciller habría metido mano en la interna de la dirigencia judía. A el funcionario también se le atribuye el nuevo globo de ensayo, para calmar  la línea dura de la comunidad, con la hipótesis de una apertura dialoguista con el estado de Irán. En tanto,  el titular de la AMIA, Guillermo Borger, firmó un comunicado rechazando los agravios vertidos por el familiar, Sergio Burstein, contra el Rabino y el periodista, pero nada dijo sobre los ataques a Macri. En el entorno del mandatario porteño, reconocen que no hubo sorpresas por la hostilidad, y que el nombramiento del Fino Palacios, en su  momento, dejó heridas importantes.