La ex presidenta eligió el cilindro de Avellaneda para cerrar su campaña. El lugar estuvo repleto. No cabía un alfiler. Aunque Cristina es confesa hincha de Gimnasia de La Plata, se sabe que Racing es el club del cual Máximo es fanático, al igual que Néstor Kirchner.

Semejante cantidad de gente necesitó un operativo de seguridad especial, pero no fue la policía quien se ocupó del tema. La seguridad de Cristina y todos los asistentes estuvo a cargo de La Barra de Racing.

En este caso se trató la facción llamada “La 95”, opuesta a la “Guardia Imperial”. La información alertó a las autoridades de la APreViDe, luego de que circularan fotos de algunos de los miembros de la Barra dentro del estadio. Uno de los que aparece en la foto es “El Gordo Zucker”, que tiene prohibición de concurrencia a los partidos (es el de remera blanca y anteojos).

La pregunta es obligada: ¿cómo la barrabrava queda a cargo de la seguridad de un evento en un club de primera división?. Algunos le apuntan al intendente Ferraresi, a quien en las últimas horas le adjudicaron el pago del alquiler del estadio, unos 523 mil pesos.

Otros apuntan al presidente del club de Avellaneda, Víctor Blanco, el verdadero responsable de la seguridad interna del estadio. Lo cierto es que no hubo policía. La organización confirmó que la seguridad del evento fue privada. La seguridad, en manos de los Barras.

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