Tal como anticipamos en este sitio el jueves, los hermanos Schoklender y el contador Gotkin quedaron libres. Fue el viernes por la noche, luego de una maratón de trámites judiciales. Estaba previsto que Sergio abandone la cárcel de Ezeiza durante la madrugada, para que no estuvieran los medios. Por eso, sus allegados no estaban presentes en la puerta de la cárcel, poco antes de las 21 horas. Schoklender dio una mini conferencia. Luego pidió prestado un celular. Sus allegados estaban en camino pero se habían atascado en la General Paz por un accidente. Entonces se subió al auto que llevaba al equipo de radio Mitre. Una hora después aterrizó en su casa de Colegiales, donde vive su ex mujer. Se abrazó con su hijo, comió y durmió ocho horas, entre las 12 y las 8 del sábado. “Estaba muerto, casi 48 horas sin dormir“. A las 14, afeitado y de buen humor, aterrizó en el edificio de Clarín para su primera entrevista con un medio gráfico post encierro. Schoklender eligió otra vez arrancar con Clarín. Mensaje al kirchenrismo, quién lo duda. La primera había sido el 28 de mayo del año pasado, a tres días de estallar el escándalo. La previa del reportaje fue previsible. Se quejó y mucho, especialmente con algunos medios y colegas. Al final, entre resongos por los flashes de la cámara de fotos, dio detalles de su raid mediático. Esta noche comienza con Luis Majul y Mariano Grondona. Es solo el comienzo.  Schoklender “prendió el ventilador”. De eso no hay duda.