Milei asoma como un presidente de síntesis de los peores vicios de sus antecesores

Más allá de lo que termine logrando en el campo económico, su mandado se va configurando con un culto al personalismo y un juego excesivo del poder.

Alberto ya rankea como el peor presidente de la democracia. No solucionó asuntos de gestión importantes. Por el contrario, los agravó, y a la vez su catadura moral está por el piso de la consideración social. En una de las plataformas de streaming (Disney +)  se puede ve el documental “Yo Presidente” (producido por Polka y Majul y realizado por la dupla Gastón Duprat y Mariano Cohn). Resulta muy interesante desde el puto de vista de cómo los ex presidentes se ven a si mismos y qué imagen les devuelve la intimidad detallista de un Zoom sobre sus decadentes existencias, fuera de la posteridad.

Así se lo ve a un Menem en Anillaco, espantado moscas molestas, sin hacerse cargo de los principales cuestionamientos por sus dos mandatos durante la década de los 90′. O un Fernando de La Rúa, rendido a las exigencias de un director de cámara, proyectando un símil del personaje de Peter Sellers en Desde el Jardin. Su principal autocrítica, en la charla para ese documental del 2006 fue que no le gustaba su nariz y que  hubiera apreciado sonreir más seguido.

El poder les abasteció el combustible de sus peores vicios. Pasado el momento de gloria, se ven vulnerables, al desnudo, tan tristemente humanos.

La película de Milei parece recién haber comenzado. Difícil imaginarse,  en una década futura, cómo se percibirá a si mismo en el ejercicio del poder. ¿Buscará un periodista amigo para que le haga la pregunta del balance para la historia?

Está claro que su Super Yo está muy bien arropado, como también la mirada que tiene sobre su ministro de economía,  “el mejor del mundo” según sus propias palabras. Curiosidad de paralelo con el menemismo, es que Cavallo era considerado con los mismas hipérboles.

Sin embargo, al asomar su primer año de presidencia de Milei , algunas de sus características de gestión e impronta propia pueden arrimarnos a caracterizarla como un jugo concentrado con los peores vicios de sus antencesores.

Alfonsín tuvo como cualidad principal el revertir la oscuridad autoritaria y trasmitir un claro espíritu democrático a la sociedad de entonces. Por fuera de sus fracasos a nivel económico, las evidencias en la hiper anclan mayores debates, quizás su principal pecado fue el no asumir a que su rol había sido el de encaminar una transición y dejar de lado proyectos más ambiciosos de transformaciones. Esas reformas vinieron en la agenda de Menem a quien lo salpicaron los casos de corrupción. Hubo  tentaciones  de perpetuidad y control hacia la prensa, como una impronta a el culto a la frivolidad. Sino avanzó tanto a su piacere fue por una ciudadanía alerta.

Chupete fue la debilidad presidencial encarnada en sus cansinos pasos , con la primer evidencia de lo difícil de gobernar con coaliciones en un régimen netamente presidencialista. Duhalde fue el bombero que anestesió las profundas heridas del 2001. El kirchnerismo engrosó la baja calidad institucional sumado a otra ola de corruptela generalizada. Con ellos y Mauricio Macri se desmadraron los servicios de inteligencia, a tal punto que los carpetazos fueron habitualmente de fuego amigo.

Milei surgió como lo nuevo en contra de todos estos aspectos viciosos ,de acumulación de fracasos, desde el regreso de la democracia. Desde el fracaso de sus antecesores , con la impunidad del desparpajo, viene utilizando la palabra presidencial cual si fueran drones venenosos ante cualquier tipo de adversario, eso incluye su protagonismo estelar en las redes o sus apoyos a los trolls afines , que lanzan llamaradas cloacales para impugnar a los disidentes.

Un culto al personalismo y un sesgo autoritario , por afuera de los preceptos liberales , son marcas nítidas de lo que va de su mandato.

Un culto al personalismo y un sesgo autoritario , por afuera de los preceptos liberales , son marcas nítidas de lo que va de su mandato. No es igual un libre francotirador de palabras en una democracia , que el peso que tiene para el sistema las afirmaciones de un presidente de la nación.

Aunque existan reuniones de gabinete , se sabe que las desiciones se concentran en tres o cuatro personas. La pregonada meritocracia queda burlada por las evidencias de la manera que se fueron conformando su grupo de colaboradores . La primera muestra de esto,  es el carácter de de cargo de hermana, la super funcionaria Karina.

Dos DNU demuestran sus verdaderas intenciones de autócrata de primera clase. La de engrosar fondos especiales para la SIDE y el veto a una nueva fórmula de movilidad a los haberes jubilatorios. Hay plata para la roña pero no alcanzaría a la hora de cubrir derechos básicos de los integrantes de la sufrida tercera edad.

Sus reposteos son de callejero de bajos instintos. ¿Era necesario para contarnos su postura de cuidado del déficit fiscal  celebrar un tuit que muestra al dipu pedófilo misionero junto al diputado radical Martín Tetáz? Nadie resiste un archivo y el presidente tampoco. El ítem corrupción lo tiene hasta ahora pochocleando las causas de los pasados funcionarios.

No vaya a ser que el espectáculo de la apertura de celulares un día lo alcance. Nunca digas nuca en este bendito país.

Horacio Caride