Entre los operísticos libertarios y los agoreros k: ¿habrá un equilibrio en la “banda”?

Debuta el nuevo esquema cambiario de flotación. La palabra “maldita” devaluación es una realidad que falta saber que alcance tendrá.

Desde que se anunciaron la medidas de nuevo esquema cambiario y casi el fin de cepo, un torrente de opiniones y controversias se instalaron sobre que nos espera a partir de ahora. Están los fans de la medida que hasta disimulan la nomenclatura clara que tendrá,  aunque sea un mínimo movimiento del dólar oficial por encima del piso de los mil dólares, instado por el gobierno, en el sistema de bandas flotantes que tiene un techo de 1400.

También estuvieron atentos los integrantes del “club del helicóptero”. Sectores, afines al kirchnerismo,  ven en estas medidas  un final anunciado de un gobierno como lo ocurrido con otras experiencias democráticas: De la Rúa o Mauricio Macri.

Los visitantes de los domingos a la noche, en las veladas operísticas de Olivos, salen como perros de presa a defender las medidas. El profesor Juan Carlos de Pablo admite que riesgos siempre hay. En algunas notas periodísticas, previas a los anuncios, exhibía información privilegiada sobre la medida que intenta tapar la movida devaluatoria, el fin del cepo cambiario.

 

Economistas, como Marina Dal Poggetto, desentrañaron ciertos deslices en el discurso oficial, en el sentido que las medidas anunciadas, técnicamente, no son el fin total del cepo, sino que las restricicones continúan para los movimientos de dólares de las grande empresas.

El gobierno es obediente con las recetas dirigidas, desde el buró del Fondo Monetario , pero sin caer en acciones suicidas. Liberar todo seria llamar a una segura corrida cambiaria. Esperan que el campo les liquide cuanto antes la última cosecha sojera. ¿A cuánto? ¿1200 o cerca del techo de 1400 dólares? Siempre, sectores del círculo rojo que pretenden medidas ortodoxas sin ningún tipo de riesgo para ellos.

La caída que tendrá la flotación cambiaria será motivo de análisis, en las próximas semanas, con la consabida remarcación de precios. El país vive y respira pensando en dólares. Cualquier movimiento hacia arriba, de su valorización, con respecto al peso no resulta inocuo.

En este contexto, llega el Secretario del Tesoro de los EEUU, Scott Bessent, quien le pondría el moño final al nuevo modelo. ¿Nuevo?….  Todo está por verse. Cuando hasta hace unos días , la política era “aguantemos hasta las elecciones”, ahora la dinámica adquirió otra dimensión. Las urnas se achican y la lupa está puesta en el costo futuro de la vida.